Por Barak Fever. Actualización y modificación, Rodrigo Camacho
Y de pronto: estrellas que forman un balón eclipsan al sol de cada amanecer. Sí, casi nos habíamos olvidado de su existencia pero aquí está de nuevo. Nos hace la misma jugarreta todos los años: se desaparece en el momento menos oportuno, justo cuando nos acostumbrábamos a ella, a salir temprano de clases, o a alargar nuestra hora de comida de cada martes y miércoles. “Vuelvo a finales de febrero, señores. No pregunten por qué”. Y nos quedamos con la miel entre los labios, saboreando los duelos de octavos de final de la Champions League. Hay que ver Barcelona – Liverpool, los últimos dos campeones de Europa; Real Madrid – Bayern es obligatorio porque... porque SI, imperdible sólo por el peso de sus camisetas; Roma - Lyon, Espectáculo más que garantizado; Inter Milan - Valencia, los que mejor juegan en Italia y España, sumado a las 16 victorias consecutivas del Inter... ¡mamita querida!
Señores y chance señoras, llegó la hora del futbol de verdad. Cansados del famoso Omar, del gato Ortiz, del Conejo, de Palencia e incluso del Cuau, estamos listos para Juninho, Ronaldinho, Gerrard, Ronaldo, Materazzi.
Con las Ligas Europeas prácticamente definidas (Manchester, Lyon, Porto, PSV, Inter) y sin el remedio de esperar 5 meses para la Copa América, la Champions es verdaderamente apaciguadora de nuestras almas.
El juego en su máxima expresión que ni la anhelada Copa del Mundo podría brindarnos. ¡Qué bueno que volviste, Champions!
No hay comentarios:
Publicar un comentario